Un objeto de meditación es aquella parte del total de la experiencia del momento presente que elegimos observar durante la practica de la meditación.
Meditar es observar, es atender, es estar vigilantes pero no de la forma habitual.
Habitualmente nuestro forma de observar las cosas es bastante superficial. Podemos atender a multitud de objetos físicos y no físicos pero una vez detectado seguidamente atendemos a la descripción que el pensamiento hace según lo tenga memorizado. No profundizamos ni conocemos al objeto en si, en realidad, solo vemos nuestras etiquetas, solo vemos nuestra manera de pensar o dicho de otra forma no atiendes al objeto te atiendes a ti.
Si observamos una mesa, lo primero que hace la mente es buscar en la memoria. Una vez identificamos el objeto dejamos de profundizar en lo que el objeto es.
Imaginemos que observamos una mesa, al detectarla pensamos “una mesa” y generalmente ahí nos quedamos. Pero una mesa no solo tiene la información que le designamos. Nuestra memoria no tiene información precisa del objeto que observamos en ese mismo momento, tiene experiencias memorizadas con objetos llamados mesa, pero el objeto que observamos tiene, seguro, características que lo diferencian enormemente del que tenemos en la memoria. El nombre es una etiqueta del objeto pero no nos habla de ese objeto exclusivamente. Si concentramos nuestra atención sobre una mesa observaremos que la mesa es de cierto color, que puede ser de madera, plástico o hierro, que no solo es mesa, pues también puede llevar tornillos, pinturas, etc, que tiene una textura concreta, puede ser fina, ser basta, quizá sea nueva o vieja, puede desprender algún olor puede estar rota puede que la haya fabricado una maquina o una persona, que quizá la hizo con ganas y esmero o no. También podemos observar las sensaciones que nos produce el objeto de deseo o rechazo. Cada objeto tiene una historia propia y particular. Una meditador puede observar todos esos matices sin necesidad de pensarlos o de etiquetar pues es la observación directa la que determina por si misma lo que las cosas son. La atención es lo único que tiene capacidad para percibir y evidenciar las cosas tal y como son, no como pensamos que son.
Por lo tanto en meditación no se piensa o analiza conceptualmente sobre el objeto que atendemos,
solo lo observamos con una atención concentrada y desnuda de etiquetas y memorias.
La atención es un foco de pura consciencia. Este foco como un interruptor que tiene dos posiciones puede enfocar en modo abierto o concentrado.
El modo abierto, de igual forma que un foco de luz, permite alumbrar y conocer muchos objetos a la vez pero no puede conocerlos en profundidad ni afectarlos, solo ve las superficies. En cambio en el modo concentrado toda esa apertura se concentra en un solo punto,convirtiéndose en un poderoso rayo láser. Este foco concentrado de luz no puede observar el total pero puede penetrar en profundidad cualquier objeto en el que se pose e incluso afectarlo físicamente.
La atención funciona de un modo parecido. Concentrar significa intensificar la atención hasta un valor que no solo ve el objeto por fuera sino también por dentro, e incluso afectarlo.
Para los practicantes poco experimentados el objeto de meditación por excelencia suele ser la respiración. Es un objeto interior, físico, que produce sensaciones físicas por lo que evidenciarlo es relativamente fácil.
Al principio solo se observa la respiración tal cual la hemos observado siempre. Pero a medida que aprendemos a concentrarnos vamos profundizando y penetrando más y más en su propia naturaleza, en las sensaciones que produce. Vamos observando como entra el aire frió por las fosas nasales y como surge calentito, sentimos las sensaciones que nos producen nuestras ropas al mover el abdomen. Apreciamos la relación entre respiración, agitación y pensamientos. Además la respiración es un objeto que no podemos perder, que siempre es recurrente y que al producir sensaciones físicas nos es mas fácil la observación continua.
Este objeto es el mas universal y el que mas escuelas proponen como el primer objeto de meditación.
Pero este no es el objetivo de la meditación. El objetivo de la meditación es entrenar a la atención y a base de ir corrigiendo el enfoque aprender a usar nuestra luz o conciencia en modo penetrante para que no sean los pensamientos quienes describan la realidad sino que la realidad se muestre por si misma.
El objeto que en realidad deseamos observar es la propia atención, atender al que atiende, observar al que observa ,y del mismo modo que un rayo láser, ir penetrando capa tras
capa hasta llegar a su núcleo, a su propia naturaleza.
El objetivo de la meditación es conocer al que conoce, pero no superficialmente sino en profundidad.
Es entonces cuando uno puede percibir que es uno mismo y de que esta hecho en realidad. La conclusión a la que llegamos dentro de nosotros mismos y sobre nosotros mismo, es lo que realmente tiene el poder de transformar nuestro plomo en oro.
La atención es algo verdaderamente divino en nuestro interior!!
Conocete a ti mismo...
Juan Ramos.
Por lo tanto en meditación no se piensa o analiza conceptualmente sobre el objeto que atendemos,
La atención es un foco de pura consciencia. Este foco como un interruptor que tiene dos posiciones puede enfocar en modo abierto o concentrado.
El modo abierto, de igual forma que un foco de luz, permite alumbrar y conocer muchos objetos a la vez pero no puede conocerlos en profundidad ni afectarlos, solo ve las superficies. En cambio en el modo concentrado toda esa apertura se concentra en un solo punto,convirtiéndose en un poderoso rayo láser. Este foco concentrado de luz no puede observar el total pero puede penetrar en profundidad cualquier objeto en el que se pose e incluso afectarlo físicamente.
La atención funciona de un modo parecido. Concentrar significa intensificar la atención hasta un valor que no solo ve el objeto por fuera sino también por dentro, e incluso afectarlo.
Para los practicantes poco experimentados el objeto de meditación por excelencia suele ser la respiración. Es un objeto interior, físico, que produce sensaciones físicas por lo que evidenciarlo es relativamente fácil.
Al principio solo se observa la respiración tal cual la hemos observado siempre. Pero a medida que aprendemos a concentrarnos vamos profundizando y penetrando más y más en su propia naturaleza, en las sensaciones que produce. Vamos observando como entra el aire frió por las fosas nasales y como surge calentito, sentimos las sensaciones que nos producen nuestras ropas al mover el abdomen. Apreciamos la relación entre respiración, agitación y pensamientos. Además la respiración es un objeto que no podemos perder, que siempre es recurrente y que al producir sensaciones físicas nos es mas fácil la observación continua.
Este objeto es el mas universal y el que mas escuelas proponen como el primer objeto de meditación.
Pero este no es el objetivo de la meditación. El objetivo de la meditación es entrenar a la atención y a base de ir corrigiendo el enfoque aprender a usar nuestra luz o conciencia en modo penetrante para que no sean los pensamientos quienes describan la realidad sino que la realidad se muestre por si misma.
Al principio la atención se mueve mucho y es como si quisiéramos leer un libro a la luz de una vela que se esta moviendo continuamente, con lo que la lectura se hara tediosa y muy difícil. Pero con el suficiente tiempo y entreno, la atención, se vuelve estable y penetrante, pudiendo leer y comprender que nos dice el libro.
Es entonces cuando cambiamos de objeto de meditación, de uno interior físico a uno interior pero ya no físico.
El objeto que en realidad deseamos observar es la propia atención, atender al que atiende, observar al que observa ,y del mismo modo que un rayo láser, ir penetrando capa tras
El objetivo de la meditación es conocer al que conoce, pero no superficialmente sino en profundidad.
Es entonces cuando uno puede percibir que es uno mismo y de que esta hecho en realidad. La conclusión a la que llegamos dentro de nosotros mismos y sobre nosotros mismo, es lo que realmente tiene el poder de transformar nuestro plomo en oro.
La atención es algo verdaderamente divino en nuestro interior!!
Conocete a ti mismo...
Juan Ramos.
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